Receta tartar LH

Siempre he dicho que cocinar es un acto de amor. Una oportunidad diaria para regalarse muchísimas cosas. Si eliges bien puedes crear un templo único, nutrido y enérgico que te acompañe a cualquier lugar donde tus sueños te quieran llevar.
La cocina es una terapia enmascarada en forma de necesidad vital; todos tenemos que comer.

Hoy os quería compartir uno de mis platos favoritos, por su versatilidad, por sus mil maneras de prepararlo y aceptar que todas son correctas y deliciosas per, sobre todo, por ser un plato que nunca falla entre invitados.

Nos encantan los semi-crudos pero este en particular es nuestro NUMBER ONE: Sí, el tartar. ¿De qué?
De lo que sea. Casi siempre partimos de un tartar de salmón por la facilidad para acceder al pescado ya congelado y que sea un “recursazo” o, como decimos en LIVE HEALTHY: un súper básico de congelador (supremas de salmón).

Para acabar de completar esta delicia ¿Qué hacemos? Os prometo que poco más. Una base de aguacate cortado, con limón, aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta y una vinagreta con “potingues” para acabar de darle gustito.
Lo esencial para mí siempre es: mezclar el pescado azul escogido con unos encurtidos picados (alcaparras y pepinillos) y añadir alguna liliácea que, casi siempre, tiro de cebollino (este es  un producto que dará pie a una entrada de blog aparte, jajaja.

Para la vinagreta podemos partir de una mostaza, una pasta de miso o incluso únicamente un vinagre suave y AOVE.
Os dejo la receta del último tartar que nos marcamos en el taller de BATCH COOKING.
Os deseo una reconciliación directa con la cocina, un amor mutuo para siempre y un mundo infinito de posibilidades para crear y dejaros llevar. Lo mejor de este mundo es que puedes ser libre. Puedes equivocarte, puedes sentir que todo vale y el único resultado es una receta nueva de escándalo o un nuevo aprendizaje, siempre ganas, nunca pierdes.

Ahí va la receta:

Para 2 personas:
Un filete de pescado azul de unos 500g.
(Nosotros escogimos llampuga (un pescado de temporada ahora en Mallorca).
Un puñadito de alcaparras
2 pepinillos
Cebollino al gusto
1 aguacate mediano
1 limón
Aove
Sal y pimienta
Una cucharita de miso
1 cucharada de aceite de sésamo
2 cucharadas de soja
2 cucharadas de vinagre de arroz
7 cucharadas de AOVE.

Congelaremos el pescado ya limpio de ventresca, espinas y piel por espacio de 48h. Lo descongelaremos lentamente y con cariño en la nevera para tratarlo al día siguiente.
Pelar y cortar el aguacate a cuadritos, añadirle sal, pimienta, un buen chorro de limón y aove. Mezclar y reservar.
Picar a cuchillo las alcaparras y los pepinillos. El diámetro dependerá de vuestro gusto. A mí me gusta pequeñito.
Mezclarlo con el pescado cortado a daditos y reservar.
Para la vinagreta mezclaremos todos los ingredientes y valoraremos si necesita, o no, un poco más de AOVE (aceite de oliva virgen extra)
Mezclar el pescado y los encurtidos con un poco de cebollino picado a cuchillo y la vinagreta, rectificar el punto de sal y emplatar con ayuda de un molde poniendo la base de aguacate y encima el pescado. Decorar con algún germinado, semillas u hojas verdes frescas.
Mi recomendación es que el marinado no sea superior a los 5-10 minutos.
De esta manera tendremos todos los sabores integrados y, además, sentiremos el sabor del propio pescado.

¡A disfrutar y a compartir!

Que la vida va de eso.

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